El primer local completamente diseñado y realizado por POLONIUM209. Desde el inicio de nuestra colaboración, la pareja italiana de propietarios nos transmitió que querían para su proyecto una propuesta de estilo industrial pero utilizando exclusivamente materiales recuperados y reciclados, en línea con su conciencia ecológica y la filosofía del local, una propuesta vegana (primer bar “100% cruelty free” es su identidad), natural y ecológica basada en productos locales y con el menor impacto posible sobre el medioambiente.
Con esas premisas, diseñamos un local fresco con varios espacios diferenciados y donde encajaran nuestras piezas recuperadas mezcladas con parte de mobiliario industrial fabricado también por nosotros en el taller de Polonium. Todo lo que acabó dentro del local, salió de nuestra tienda excepto la gran foto del perro “Grace” que fue una apuesta concreta de los propietarios del local para representar ese carácter “loco” y “bio” del mismo.
En la concepción de nuestro diseño, en primer lugar, decidimos dejar la obra civil en el estado más “crudo” posible dentro de los requerimientos de construcción. Así, mantuvimos casi todas las columnas y paredes en su estado original para conseguir ese ambiente industrial con las limitaciones que había por ser una obra nueva en un edificio rehabilitado.
Para vestir el restaurante, se propusieron varios ambientes. Un comedor central presidido por una gran estantería en hierro y madera que cubriese la pared principal y estuviese llena de piezas recuperadas por nosotros, para dar un toque realmente singular al local. Otro al fondo del local con una piezas central espectacular, que es una gran mesa comunal, recuperada de un viejo taller. En la entrada, una pequeña terraza interior y una zona de mesas altas con taburetes. Para todo ello, fabricamos varias mesas y taburetes y los conjuntamos con sillas y pequeñas mesas compradas en mercados de segunda mano, todo encontrado en la isla de Gran Canaria.
Para la iluminación, utilizamos principalmente unos plafones de metal lacados que nos trajimos de Francia y en las paredes colocamos lámparas industriales de los años 50 y 60 que nos trajimos de un viaje por Marruecos.
Una pizarra de colegio, una puerta corredera a medida, una escalera de los años 50, una vieja venta, estanterías industriales…todo eso y más cosas sirvieron para completar un restaurante totalmente diferente al resto en la ciudad de Las Palmas.